“Volver a lo básico, para descubrir lo extraordinario”
En la primavera del año 2021 comencé mi aventura por el Camino de Santiago (España), sin embargo, las condiciones para conseguir alojamiento eran muy escasas debido a las restricciones y consecuencias que derivaron de la pandemia, por esa razón tomé la decisión de ponerle una “pausa”a la caminata… No obstante a ello, mantuve siempre vigente la idea de retomarla en algún momento y —desde casa— comencé a investigar en diversas páginas web, acerca de las diferentes rutas y opciones para cuando llegase el momento de volver.
«El camino» es una experiencia subjetiva y por testimonios escuchados de otros peregrinos —que después de haberlo experimentado en primera persona, pude entender— muy personal, aunque se asuma en grupo; con significados variados que se adaptan a los deseos, anhelos o sentimientos de cada persona: un peregrinaje, una aventura, un viaje, una expedición, un desafío personal o una combinación de todo ello. Tras esa pausa, en otoño del 2022 retomé el camino, pero lo hice de una manera muy particular, aquí les cuento:
LA ELECCIÓN DEL CAMINO
Explorando nuevas rutas, descubrí una que desafiaba lo tradicional, en lugar de caminar, la actividad principal era remar, aunque para ser más técnico en el uso de términos, debo decir “palear”, porque se trataba de hacerlo en kayak y para ésta modalidad, se usan palas, no remos. Esta nueva ruta surcaba el Mar de Arousa y el Río Ulla, prometía una experiencia y una aventura compartida en grupo. Al final, fue más que eso, fue descubrir un escenario mágico que me hizo recordar otros lugares que había explorado previamente en kayak alrededor del mundo y al mismo tiempo, admirar y reconocer la autenticidad de sus incomparables paisajes gallegos, junto a nuevos amigos que pronto se convertirían en una nueva familia de aventureros.
LA RUTA Y LA AVENTURA
Mi ruta inició en A Coruña —donde resido actualmente— tomé un tren hacia Pontevedra, con mi mochila y mi bicicleta como compañera de viaje. Desde ahí, pedaleé hacia San Vicente de O Grove, donde me uní a un grupo de entusiastas del «Camino en Kayak». Nuestro coordinador, Carlos, junto a un equipo humano de guías excepcionales, nos anticiparon detalles importantes para asumir la travesía. Un día antes de zarpar a la aventura, se nos explicó el itinerario de ruta y recibimos indicaciones claves para organizar y preparar el equipaje, ya que durante los días por venir, ésto sería parte indispensable de nuestra rutina. Al llegar la noche, compartimos nuestra primera cena en un lugar que nos hizo “viajar en el tiempo”, dentro de una amplia casa de aldea gallega, donde cantamos, bailamos gaitas autóctonas y disfrutamos de unos ricos mejillones hechos al estilo tradicional, en el patio central de la casa.
Al día siguiente, equipados con palas, chalecos y sintiendo la emoción por todo lo que nos esperaba ese grandioso día del zarpe, nos ejercitamos siguiendo las indicaciones de nuestros monitores (los guías) para calentar el cuerpo y acto seguido, nos lanzamos al agua sobre nuestras pequeñas embarcaciones dobles, de color verde manzana. Navegamos hacia las bateas de mejillones, paramos un momento, nos reagrupamos y gracias a los detalles que nos daban nuestros compañeros y guías de la travesía, conocimos más sobre su cultivo. Después, continuamos hacia Punta Moreira y O Grove, donde sellando nuestro «Pasaporte de Peregrinos del Mar» por primera vez en plena ruta jacobea.
Exploramos la Isla de La Toja, disfrutamos de su playa y su extenso campo de golf como escenario de fondo, antes de dirigirnos al Camping «El Edén» para nuestra primera noche en travesía. Los días siguientes nos llevaron al Parque Natural do Carreirón, un paraíso natural con una diversidad impresionante.
Navegando entre brumas, el clima adverso, nos obligó a modificar levemente nuestro itinerario, pero eso no impidió seguir disfrutamos de un ambiente que en instantes, me hizo recordar escenarios caribeños, sobre todo lo vivido en un bar con estilo rústico enclavado en una loma cerca de una pequeña bahía donde dejamos nuestras embarcaciones a buen resguardo. Visitamos Playa Area de Secada, jugamos y descansamos en un lugar espectacular antes de acampar en Punta Cabío, donde nos enfrentamos a condiciones climáticas desafiantes.
La jornada siguiente nos llevó a Playa A Retorta en Boiro, donde degustamos una paella en el bosque, una experiencia única y deliciosa. La etapa final en kayak nos llevó a Playa Oporrón y al Camping Rianxo antes de adentrarnos en el tramo fluvial del Río Ulla.
La niebla, el sol y diversas paradas nos brindaron momentos únicos, desde observar medusas gigantes hasta pasear entre cruceiros y réplicas de embarcaciones vikingas. En ese momento, nos dimos cuenta que la aventura en kayak estaba llegando a su fin y que al mismo tiempo estaba por comenzar otra no menos emocionante, nos enlazaríamos con una parte del Camino de Santiago perteneciente al ramal del Camino Portugués, el cual haríamos a pié, hasta la Catedral de Santiago de Compostela.
LA LLEGADA DE LOS PEREGRINOS DEL MAR
Antes de alcanzar el momento de cierre para la etapa de navegación, decidimos agotar nuestras reservas de energía y emprender una competencia hasta el punto de llegada, donde, !todos ganamos! La épica travesía en kayak había llegado a su final… Levantamos nuestras palas para jugar con salpicaduras de agua, nos reímos, gritamos y también sentimos nostalgia al abandonar el agua, el elemento que nos unió todos esos días, ahora debía transformarse en un camino de asfalto, tierra, piedras, bosques, viñedos, aldeas, flechas y vieras (conchas de mar) amarillas y finalmente, en la imponente Catedral de Santiago, donde llegamos al día siguiente, caminando y con un elemento distintivo en nuestras manos, nosotros no llegamos con bastones de trekking, llegamos alzando nuestras palas, porque ese día fuimos los protagonistas, llegamos como los Peregrinos del Mar, los del “Camino en Kayak”…
Si te ha gustado la historia, por favor, compártela y permite que más personas
(incluyéndote), puedan vivir ésta mágica travesía en kayak.
¡VAMOS JUNTOS ESTE AÑO!
Nos estamos preparando —desde ya— para hacerla nuevamente en este verano. ¿Te vienes?
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